Publicamos una octavilla que fue distribuida en 2004. Lo hacemos como paso previo al análisis del “fantástico” acuerdo que los sindicatos han firmado con la Consejería de Educación. Parece que nada ha cambiado en estos 4 años en los modos de unos y otros.
¿A QUÉ JUEGAN CON NUESTROS SALARIOS?
Almansa, 2005
La Administración y sus socios colaboradores –las direcciones de CCOO, UGT y CSIF- nos han dado una nueva vuelta de tuerca a los trabajadores de la enseñanza. Sin esperar a conocer la subida real del IPC (o quizás antes de que se supiera), pactaron los incrementos de los trabajadores del sector público. Por más que nos vendan la moto del 3,5%, la realidad es que los sueldos de los profesores sólo han subido un 2%. Por enésimo año consecutivo, perdemos poder adquisitivo. Pese a los anuncios públicos del señor Barreda, esa es nuestra triste realidad.
Tras ese nuevo logro de nuestros patronos y sus fieles amigos, la presión del resto de las organizaciones sindicales y el descontento de las trabajadoras y trabajadores, llevaron a crear una PLATAFORMA UNITARIA PARA LUCHAR POR LA HOMOLOGACIÓN. Pero como ya es costumbre, la dirección de CCOO se ha apresurado a negociar por su cuenta, rompiendo la unidad. No han esperado ni a que se distribuyeran los carteles. Es una práctica habitual de la burocracia que domina ese sindicato de espaldas incluso a sus propios afiliados. Como es lógico, su papel en pro de reventar cualquier oposición a la administración siempre se ve recompensado (subvenciones, cursos,…). Cuando acuerden alguna migaja (parece que de 60 euros es de lo que están hablando), nos lo intentarán vender como un nuevo éxito (suyo en exclusiva por supuesto).
Eso es lo que hay, es cierto. Pero: ¿Y si los trabajadores nos informamos de lo que negocian a nuestras espaldas y no nos dejamos engañar? ¿Y si las bases de CCOO les dicen a sus dirigentes que no están de acuerdo con su labor? ¿Y si las demás organizaciones sindicales plantan cara y apuestan realmente por la movilización? ¿Y si en lugar de conformarnos con las migajas exigimos lo que de verdad queremos y además es justo?
Entonces, es bastante probable que nuestra patronal tenga que hacer algo más que dar discursos sobre que seremos los mejor pagados. Puede incluso que tenga que plantearse que no estamos dispuestos a seguir perdiendo poder adquisitivo y que tendrán que subirnos el IPC real y resarcirnos por lo perdido en los últimos quince años (por lo menos). Pudiera ser también que las trabajadoras y trabajadores de la enseñanza decidiéramos tomar las riendas de nuestros destinos laborales y dijéramos alto y claro aquello de: ¡SI NADIE TRABAJA POR NOSOTROS, QUE NADIE DECIDA POR NOSOTROS!
Tras ese nuevo logro de nuestros patronos y sus fieles amigos, la presión del resto de las organizaciones sindicales y el descontento de las trabajadoras y trabajadores, llevaron a crear una PLATAFORMA UNITARIA PARA LUCHAR POR LA HOMOLOGACIÓN. Pero como ya es costumbre, la dirección de CCOO se ha apresurado a negociar por su cuenta, rompiendo la unidad. No han esperado ni a que se distribuyeran los carteles. Es una práctica habitual de la burocracia que domina ese sindicato de espaldas incluso a sus propios afiliados. Como es lógico, su papel en pro de reventar cualquier oposición a la administración siempre se ve recompensado (subvenciones, cursos,…). Cuando acuerden alguna migaja (parece que de 60 euros es de lo que están hablando), nos lo intentarán vender como un nuevo éxito (suyo en exclusiva por supuesto).
Eso es lo que hay, es cierto. Pero: ¿Y si los trabajadores nos informamos de lo que negocian a nuestras espaldas y no nos dejamos engañar? ¿Y si las bases de CCOO les dicen a sus dirigentes que no están de acuerdo con su labor? ¿Y si las demás organizaciones sindicales plantan cara y apuestan realmente por la movilización? ¿Y si en lugar de conformarnos con las migajas exigimos lo que de verdad queremos y además es justo?
Entonces, es bastante probable que nuestra patronal tenga que hacer algo más que dar discursos sobre que seremos los mejor pagados. Puede incluso que tenga que plantearse que no estamos dispuestos a seguir perdiendo poder adquisitivo y que tendrán que subirnos el IPC real y resarcirnos por lo perdido en los últimos quince años (por lo menos). Pudiera ser también que las trabajadoras y trabajadores de la enseñanza decidiéramos tomar las riendas de nuestros destinos laborales y dijéramos alto y claro aquello de: ¡SI NADIE TRABAJA POR NOSOTROS, QUE NADIE DECIDA POR NOSOTROS!